CONFLICTO

El conflicto es elemento de análisis fundamental en todo fragmento dramático. El conflicto hace referencia a las fuerzas contrapuestas que hacen avanzar el desarrollo argumental del drama. Sin conflicto no hay drama. Aparecerán dos posturas contrarias, que habrá que descubrir. Pueden manifestarse explícitamente, o hallarse implícitas en otras situaciones, anteriores o posteriores, de la obra. Sin personajes y sin conflicto no hay drama. El conflicto dramático es lo característico de la acción.

Se entiende por conflicto toda situación de choque, desacuerdo, permanente oposición o lucha entre personas o cosas. El conflicto dramático viene definido por el enfrentamiento de dos fuerzas antagónicas, confrontación de dos o más personajes, visiones del mundo o actitudes ante una misma situación. Hay conflicto cuando a un sujeto (fuerza en pugna 1) que persigue un cierto objeto (causa o motivo general) se le opone en su empresa otro sujeto (fuerza en pugna 2).

El conflicto determina la progresión de la acción dramática; al significar, en su acepción simple, la lucha de dos o más fuerzas necesariamente opuestas, es indispensable para determinar el género de una obra dramática cuando se trata del conflicto que padecen los personajes. En este sentido, el conflicto puede ser:

    * Consigo mismo
    * Con la sociedad (otra persona, grupo de personas)
    * Con el universo
    * Con la naturaleza

o, también:

    * Lineal o simple (externo), o
    * Complejo (interno, de circunstancias profundas y elaboradas).

A veces, un personaje o grupo de personajes encarna una de las fuerzas en conflicto que no necesariamente es representada de manera personal, sino grupal. Así, es frecuente observar el enfrentamiento entre un mundo convencional, aburrido, pero seguro, frente a un mundo alegre, divertido, pero inestable o inseguro.

Resulta sencillo postular en qué consiste un buen conflicto dramático: se trata, en primer lugar de garantizar el hallazgo de dos fuerzas encontradas. Este juego debe ser:

·      Específico y concreto: es decir,  no debe tratarse de una oposición “simbólica”,  puramente temática (el “bien” contra el “mal”), o dilemática (la elección entre el “bien” y el “mal”) sino de una confrontación, en el mundo de los objetos narrativos cargados de valor (el “bueno contra el “malo”, para seguir el ejemplo). Un buen conflicto admite su representación (su "simbolización") mediante un objeto concreto: la bandera disputada en la guerra, el botín que es competido por los ladrones, la manzana de la discordia.

·      Inmediato, o por lo menos obligatorio y referido a un objetivo que debe conseguirse en un tiempo limitado. Este requerimiento se hace explícito en aquellas historias que hacen uso de la figura del tiempo tope, un lapso dentro del cual debe ser alcanzado el objetivo.

·      Fuertemente motivado, es decir,  debe aparecer como absolutamente necesario para los personajes que se involucran en él (en general, el Protagonista y el Antagonista).


Un buen conflicto dramático debe darse según una unidad de opuestos, es decir, a partir de una vinculación indispensable, y a la vez irreconciliable, entre las partes en pugna. Una manera de formular más concretamente esta exigencia consiste en usar lo que James Frey[2] denomina el crisol (crucible): el recipiente que mantiene a los personajes unidos a medida que sus circunstancias se hacen  cada vez más candentes y que podemos definir, menos metafóricamente, como aquel conjunto de circunstancias contextuales para los personajes que garantiza, al mismo tiempo:

El vínculo entre los personajes en conflicto (Padre e hijo,  dos enemigos “atrapados”  en una relación de amor–odio).

Las limitaciones provenientes de ese mismo vínculo. (Lo que un padre puede hacer contra un hijo no es lo que puede hacer contra un enemigo cualquiera).

Analicemos ahora, con ayuda de nuestro instrumental teórico, lo que podríamos llamar la estructura del conflicto. Puede descomponerse en tres momentos, a saber:

 La confrontación,  momento inicial del conflicto, estadio en el cual las fuerzas en pugna se equiparan.

La dominación. A partir de la confrontación, la lucha entre el Antagonista y el Protagonista tendrá como finalidad la dominación de uno de los personajes en conflicto. Dado que las dos fuerzas  en pugna suelen tener la misma “intensidad” (es decir, ambos personajes tienen, en principio,  la misma capacidad de ganar), esta dominación  no es privativa de ninguno de los contendientes.
La dominación de uno de los  contendientes (el Antagonista o el Protagonista) se debe,  en cada momento de la lucha, a la adquisición de una ventaja sobre el otro. El itinerario de “movimientos” de cada uno de los dos personajes enfrascados en la lucha, no debe necesariamente pensarse como una progresión que avanza linealmente, sino más bien, como una serie de acciones en la cual, tanto el Protagonista como el Antagonista, “buscan” los instrumentos que les posibilitan dar el “golpe final” y obtener el objeto en disputa.

La lucha por la dominación conduce finalmente a la atribución (uno de los dos adversarios es el vencedor).

Si nos colocamos en un nivel más "concreto" del análisis, podemos ver que en el conflicto no se enfrentan solamente dos fuerzas antagónicas, sino que, paralelamente, se confrontan dos puntos de vista.

 Otro aspecto que merece consideración es el de la intensidad de la emoción que experimenta el personaje en conflicto.  Dicha intensidad se ve afectada por factores como:

 -El sentido de realidad, es decir, cuán real es para el personaje la situación que enfrenta.

-La proximidad de la situación, tal como la  percibe el personaje.
-Lo inesperado o no de la situación enfrentada.

-La excitación nerviosa que provoca el hecho de enfrentarse a la situación.

Con respecto al conflicto expresado en el diálogo, es importante tener en cuenta que:

-Lo que importa en el diálogo no lo que el personaje dice, sino lo que el personaje hace cuando dice lo que dice.

-El diálogo entre personajes enfrentados comporta una acción que busca estimular dicha confrontación: el personaje ataca, ironiza, arremete, intimida, etc. Raras veces explica, pide, sugiere o "reclama".

-Lo que busca el diálogo (y cualquier acción) es la modificación del otro (el Antagonista o el Protagonista).

-La principal actividad que debe desarrollar el diálogo del personaje en conflicto es la de provocar o exacerbar el enfrentamiento.

-El diálogo no expone, más bien implica, no es directo, sino oblicuo.


Actividad

1. Sombrea o subraya las ideas fundamentales del texto anterior y construye un resumen con las mismas.

2. Elabora tu propio concepto de conflicto dramático y construye una idea en la que presentes claramente el conflicto de la historia.




                                      

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